A lo largo del siglo XIX las corridas de toros pasarán de celebrarse
en plazas provisionales generalmente urbanas a auténticas plazas de
toros. A mediados del siglo todas las provincias contaban con alguna plaza
de toros estable. En Pamplona , Bilbao ,Vitoria, Bayona y Donostia ya
tenían la suya. A finales de siglo otras poblaciones menores también
contarán con plaza permanente, Estella, Portugalete, Orduña y
Hondarribia por ejemplo.
En todo caso, las corridas de toros se celebraban sólo en las ferias locales
o en ocasiones especiales.
Más popular, por participativa, será la modalidad de “sokamuturra”,
especialmente apreciada en Donostia.
Plazas de Toros en San Sebastián durante el siglo XIX.
Desde su construcción en 1824, la plaza de la Constitución sirvió como marco para las corridas de toros celebradas en San Sebastián, así como para los populares toros ensogados (sokamuturra). La numeración que se conserva actualmente sobre los vanos está vinculada con una servidumbre que tenían los vecinos de las viviendas que les obligaba a poner a disposición del Ayuntamiento los balcones con vista hacia la plaza en los días en que se celebrasen espectáculos taurinos.
Esta plaza fue sustituida en 1851 por la plaza de toros de San Martín. Era redonda y la madera constituia el único elemento constructivo, pues la autoridad militar no admitió una edificación más sólida en razón a que el barrio de San Martín se encontraba muy próximo a las fortificaciones de la ciudad. Su capacidad era de unas 6.000 personas. Desapareció en 1867 por causa de un incendio.
La construcción del Ensanche forzó la edificación en 1870 de una nueva plaza de toros en Atocha, promovida por José Arana. Fue remodelada en 1882, elevando el aforo hasta las 10.000 localidades. En el año 1908 fue derribada.