Nacido en Bilbao en 1806 dedicó gran parte de su vida a la música. A los once años compuso su primera obra, el ensayo de octeto Nada y mucho (pieza de ocho instrumentos, dos violines, viola, violonchelo, contrabajo, trompa, guitarra y piano). A los catorce años estrenó, en Bilbao con gran éxito, la ópera en dos actos Los esclavos felices.

El compositor, todavía adolescente, presenció atónito el efecto que causaba su música en el público. A los dieciséis años, Arriaga se marchó a París, donde completó su carrera musical, ampliando sus conocimientos de violín y armonía. Con dieciocho años le nombraron profesor de armonía en la academia donde estudiaba. Entre las primeras composiciones, que ultimó en la capital francesa, se encuentran sus tres Cuartetos de arco, que en opinión de los expertos, rozaban la perfección, siendo consideradas precursoras del nacionalismo musical así como del romanticismo. Estas tendencias musicales, similares a las que años más tarde compuso Schubert, mostraron la personalidad y agudeza de Arriaga, pues si bien conocía obras de Haydn y Mozart, apenas escuchó a Beethoven y Schubert, que rara vez se interpretaban en los conciertos parisienses de aquella época.

En el País Vasco destacaba la música religiosa, siendo numerosos los conciertos que los organistas ofrecían en las catedrales. En vida de Arriaga comenzó a producirse la expansión y difusión del piano. Este nuevo instrumento, grande, delicado, privado y que requería gran espacio, era característico de la burguesía, clase social que estaba adquiriendo protagonismo.
A principios del siglo XIX eran habituales los conciertos de cámara en las casas de algunos aristócratas bilbaínos, como Torres-Urquijo, Villabaso y Mazarredo.
La salud del joven músico Arriaga se debilitó debido al imparable trabajo que realizaba recibiendo y dando clases de música, componiendo y ofreciendo conciertos. Murió a los 20 años en Paris.

© MUSEO ZUMALAKARREGI MUSEOA Gipuzkoako Foru Aldundia Diputación Foral de Gipuzkoa