Escritor
y fraile nacido en 1763 en Mungia (Bizkaia). Estudió en
el convento de Aranzazu en Oñate (Gipuzkoa) y se ordenó
sacerdote.
De joven viajó a Perú, donde fundó el periódico
Semanario Crítico y a México, donde escribió
Homo Brutus, libro por el que fue recluido en un convento por
la Inquisición. Consiguió escapar a Estados Unidos,
donde se dedicó al comercio. Desde allí viajó
a otros puntos de América y Europa, dedicándose
a diversos oficios, tal y como afirma José Mª Azcona
en su libro Clara-Rosa Masón y Vizcaíno:
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"Conocía
el latín y hablaba de filosofía, de hidroterapia
y de modas, en diversos idiomas. Había recorrido
medio mapamundi. Sabía disecar animales, componer
relojes, sacar las niguas (insecto semejante a la pulga)
de los pies y operar la hidropesía (padecer sed continua)
utilizando una caña de centeno endurecida y una planta
descubierta por él en Michoacán. Recetaba
agua de peluca de maíz y cocimientos de ruda (planta
empleada en medicina)".
En 1820 se establece en Cádiz, dónde llegó
a ser miembro de la Sociedad Patriótica de San Fernando
y se dio a conocer con el seudónimo "José
Joaquín de Clara-Rosa", en referencia a las
cuatro mujeres con las que convivió, Josefa, Joaquina,
Clara y Rosa.
Publicó el "Diario Gaditano", así
como numerosos panfletos. Miembro de la masonería,
más tarde la criticó duramente. Polemista
y anticlerical, atacaba a la iglesia, como institución
fuertemente jerarquizada y alejada del cristianismo primitivo.
Partidario exaltado de la revolución liberal, lo
apresaron por conspirar contra el gobierno liberal y murió
en la cárcel en 1822.
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El
entierro, como él había dispuesto, fue civil
y nos consta que fue el primer vasco enterrado mediante
este rito. En su testamento dejó escrito:"Ordeno
y mando que mi cuerpo no lleve al sepulcro otra mortaja
que la de mi vestido ordinario, que consistirá en
casaca, chaleco, calzón negro y bota cumplida llevando
entre mis manos la Constitución de la Monarquía
Española, prohibiendo como absolutamente prohibo
que se toquen las campanas ni se hagan señales algunas
por mi muerte por lo que encargo a todas las autoridades
eclesiásticas y civiles hagan cumplir y guardar lo
contenido en esta disposición haciéndola cumplir
por si atentaren infringirla y por ser así mi voluntad".
Decenas de personas le acompañaban con velas y ramos,
cantando himnos patrióticos. En lugar de celebrar
ritos católicos en la iglesia, se celebraron ceremonias
masónicas frente a la lápida de la Constitución.
Después de su muerte, sus enemigos, en el diario
"La Voz de la Religión", escribieron estos
versos:
"Aquí
yace Olabarrieta
fraile, clérigo, casado,
apóstata, procesado,
escritor a la violeta;
con pluma audaz e indiscreta
insultó a la religión,
deshonró a nuestra nación
y, a América revolviendo,
todo lo anduvo royendo
este maldito ratón".
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©
MUSEO ZUMALAKARREGI MUSEOA |
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Gipuzkoako
Foru Aldundia
Diputación Foral de Gipuzkoa |
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