Nació
en Madrid en 1792 y murió en la misma ciudad en 1872. De
niño se trasladó a Irún, donde aprendió
francés y comercio. Desde joven mostró sus inquietudes
conspiradoras, fundando la sociedad secreta "El Aventino"
junto a otros jóvenes amigos.
Cuando las tropas napoleónicas invadieron la península
se alistó en la guerrilla del Empecinado. Al finalizar
la guerra se exilió y comenzaron sus andanzas por el mundo.
En México, La Habana, New Orleans, Portugal, Gibraltar,
Tánger, Alejandría, Grecia.... Falsificaba documentación
y publicaba grandes mentiras premeditadamente, siempre con el
objetivo de apoyar la causa liberal . Se dedicaba al espionaje
y la conspiración, para dividir las fuerzas del enemigo.
Organizaba proyectos imposibles constantemente y cuando fracasaba
salía huyendo.
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A
la vuelta del exilio, en 1820, continuó conspirando
incluso contra el gobierno liberal moderado. Removía
los ambientes radicales en las ciudades y huía a
otras antes de que lo encarcelaran. Así anduvo de
Madrid a Zaragoza, Barcelona, Canarias, Cartagena, Malaga...
Durante la Primera Guerra Carlista, jugó un importante
papel donde se mezclaban las labores diplomáticas,
de espionaje y de intoxicación, para provocar divisiones
entre los carlistas, la Corte de Don Carlos y los soldados
campesinos. Para ello extendía rumores y documentos
falsos, creando desconfianza entre los oficiales y desánimo
entre los soldados. Llegó a crear un archivo completo-
"el Simancas" lo llamaba él - con documentación
falsa en la que los generales se acusaban unos a otros de
traiciones y fracasos.
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También
trató de secuestrar a Don Carlos e incluso escribió
y difundió un folleto en euskara: "Euscaldun
necazari batec ojalatero bati escribitzen dion carta".
( "Carta que escribe un campesino vasco a un ojalatero)
Se llamaba "ojalateros" a los miembros de la corte
de Don Carlos, que en lugar de luchar se dedicaban a criticar
a los verdaderos soldados. Al parecer porque se pasaban
el día ojalá esto y ojalá aquello.
Esta carta denunciaba el que los ojalateros vivieran y engordaran
a costa de la sangre de los campesinos. La carta la firmó
en nombre de un fraile, Fray Ignacio Larraga.
Las actividades conspirativas de Aviraneta favorecieron
a la división entre los carlistas, contribuyendo
de alguna manera a dar fin a la guerra con el Convenio de
Bergara. A pesar de que él mismo publicó varios
folletos reivindicando su determinante papel en el fracaso
carlista, sus actividades nunca fueron reconocidas oficialmente.
Aviraneta, personaje tan literario como histórico,
inspiró al escritor Pío Baroja que recogió
sus andanzas bajo el título de "Memorias de
un hombre de acción" en una larga serie de 22
novelas.
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©
MUSEO ZUMALAKARREGI MUSEOA |
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Gipuzkoako
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Diputación Foral de Gipuzkoa |
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