Fascículo 2
 

 


 

El hombre más alto en Europa de su tiempo, medía 2,42 metros y pesaba 203 kilos. Comía lo equivalente a tres personas y bebía diariamente 23 litros de sidra. Miguel nació en 1818 en el caserío Ipintza de Altzo, municipio cercano a Tolosa, y su infancia y adolescencia transcurrieron normalmente, pero al cumplir los 20 años sufrió una enfermedad grave tras la cual empezó a crecer desmesuradamente. En poco tiempo Miguel llegó a ser muy alto y, aunque sus vecinos se acostumbraron pronto, cuando bajaba a Tolosa la gente que le veía se quedaba admirada y no podía evitar hacer comentarios acerca de su tamaño, lo que hacía que Miguel se sintiera mal y se considerara a sí mismo como "aborto de la naturaleza".

 

Prueba de su talla son sus objetos personales: una silla que mide 64 centímetros de alto, unos guantes de 33 centímetros y unas abarcas, calzado típico de los caseros, que miden 42 centímetros, lo equivalente a un número 63.
En aquella época el estadounidense Phileas Taylor Barnum se hizo famoso gracias a exhibir en su circo a acromegálicos, desfigurados y esto influyó en la iniciativa de José Antonio Arzadun, vecino de Lecumberri (Navarra), de formar una sociedad para exhibir al gigante por diversos pueblos y así ganar dinero.
Documento que sirvió de contrato entre la sociedad y Miguel Joaquín, un texto firmado en 1843 y que en él se establece que la sociedad tenía que pagarle todo el tabaco a Miguel, además de dejarle ir a misa todos los días, en cualquier lugar que se hallara.

De esta forma Miguel comenzó a viajar y a exhibirse vestido de turco o de general de la armada española, primero por España y luego por Europa, donde fue presentado como el 'Gigante vasco'. tal y como muestran varios grabados.

Cuando contaba con 29 años ya había visitado Portugal y Francia y existen documentos que acreditan que visitó en Madrid a Isabel II, en Francia al rey Luis Felipe, en Portugal a la reina María de la Gloria y en Inglaterra a Victoria I. En Gran Bretaña le buscaron una novia que le llegaba por la barbilla y quisieron que se casara con ella, ya que le podía beneficiar para su espectáculo, pero él lo que quería era volver a su pueblo.


Miguel Joaquín de Eleicegui murió con 43 años en su pueblo natal por una tuberculosis pulmonar y su cuerpo fue enterrado en el cementerio de Altzo, pero cuenta la leyenda que alguien robó sus huesos, ya que la gente del pueblo dice que cuando llegó el momento de exhumar su cuerpo su esqueleto había desaparecido.


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EL GIGANTE ESPAÑOL