El atraco de Hernani:
Guiñi, "caudillo de salteadores".
Un anochecer de julio de 1800 se cometió en la guipuzcoana localidad de Hernani un atraco propio de las películas del Far West. Un grupo formado por 26 hombres entró a tiros amedrentando a los habitantes, sei encaminó directamente al domicilio de Xavier Ignacio Elizalde, en la Calle Mayor, abrió un acaja de mader, se llevó un auténtico dineral -144.000 reales-, y huyó por el camino de Astigarraga. sabían perfectamente dónde se hallaba el dinero porque la mayoría del botín -134.000 reales- había sido confiscado un mes antes por el alcalde a un contrabandista y después guardado en casa de Elizalde. No es de extrañar que muchos hernaniarras no condenbaran el robo, sino que consideraban que "los ladrones sólo habían recuperado lo que era suyo".
No había pasado un mes cuando fue detenido en Hondarribia uno de los participantes en el atraco, Joseph Antonio Larzabal, que lo confesó todo:
Bezperan kontrabando lanetan kide nuen lagun batekin Hondarribiko kaputxinoen konbentu inguruan elkartu nintzen, beste zenbaitetan bezala gau lana egiteko asmoz. Oiartzun aldera jo genuen eta Andre Arriaga ermita alboan ziztu bat entzun genuen eta dozena bat lagun aurkitu genuen bertan izkutatuta. Buru egiten zuena bakarrik ezagutzen nuen, "Giñi" irundarra. Kontrabandorako zama aurkitzea espero nuen, baina ez zegoen ezer. Errenteriako bentara jo genuen orduan eta han beste gizon talde bat genuen zain, denak armatuak eta era desberdinetan mozorrotuak, aurpegiak bolbora eta lixtuz beztuak. Atzera egin nahi izan genuen baina Giñi eta bere beste lagunen amenazupean Astigarraga inguruko sasiarte batera joan arazi gintuzten, gaua eta biharamuna pasatzera. Ilunabarrean Hernanira jo genuen eta herrian tiroka sartu ginen. "Giñi" eta "Frantses txikia" deitzen zuten batek zuzendu zuten lapurreta eta ondoren mugarako bidea hartu genuen. Irungo Zubimusu baserri ondotik Bidasoa gurutzatu, zain zeuden gizon batzuei dirua entregatu eta alde egin genuen bakoitza bere herrira. Handik hamabost egunera Irunen nengoela ezezagun bat inguratu zitzaidan eta Hernanikoan ibilia ote nintzen galdetu zidan. Nik baietz, eta orduan 160 errial eman zizkidan presaka desagertu aurretik.
El robo de Hernani fue un encargo de los contrabandistas de Baiona. Al año siguiente fue detenido en Rentería Guiñi, Juan Joseph de Ibargoyen, un campesino de 34 años, natural de Irun. Fue voluntario en la guerra contra la República Francesa, posteriormente miquelete de Gipuzkoa, luego contrabandista y ocasionalmente corsario. Conoció las cárceles de Aramaiona y Vitoria (Álava), Gernika, Ermua y Bilbao (Bizkaia) y la gallega del Ferrol, de la que se escapó. Cómo él mismo decía, "sekula izaera ondraduaren kontrakorik egin ez zuena".
Pese a que él lo negara, fue uno de los bandoleros más conocidos de Gipuzkoa y Bizkaia. Robaba en los caminos y en los caseríos. Al final, tras dos años de juicios, de nuevas huídas y detenciones, recibió "garrote vil" el 8 de abril de 1808 en la Plaza Nueva de San Sebastián. A su lado, Bartholomé Aguirre, de Urnieta. Fueron obligados a presenciar la ejecución otros tres participantes en el robo de Hernani, para que saborearan todo el rigor de la justicia. La crisis social y económica que dejó la guerra contra Francia provocó, entre otras consecuencias, que Euskal herria se viera plagada de bandoleros.
Los bandoleros vascos estaban frecuentemente vinculados al contrabando. No formaban grupos permanentes, sino que se formaban para golpes concretos. Frecuentemente eran campesinos o artesanos que buscaban aumentar sus ingresos con el contrabando o el robo. Pero también los había que, como Guiñi, dehaban otros oficios para dedicarse al latrocinio. Aunque son pocos los que consiguieron la fama, el eco de sus acciones enlos altos de Deskarga, San Adrian, Belate o Urkiola nos ha llegado hasta hoy por medio de versos y relatos. Es curioso el caso del vizcaino Juan Antonio Madariaga, más conocido como Patakon, que ha pasdo al folklore popular como el típico bandolero generoso. Pero se merece capítulo aparte.